Ayquina 2025: Estudiantes y académicos vivirán tradición religiosa en el norte de Chile

Sep 4, 2025

Nueve estudiantes, cinco académicos y tres integrantes de la Pastoral UC viajaron desde Santiago a Ayquina —a 74 km de Calama— para ser parte de la fiesta religiosa, en una instancia comunitaria que une la tradición local con la investigación y la creación universitaria.

Fuente: Comunicaciones de la Pastoral UC

Cada septiembre, el pequeño poblado de Ayquina, ubicado a 3.000 metros de altura en la Región de Antofagasta -a 74 km de Calama-, se llena de fe, música y color. Miles de peregrinos y bailarines se congregan para rendir homenaje a la Virgen de Guadalupe, patrona del lugar. La celebración alcanza su punto más emotivo la medianoche del 8 de septiembre, cuando los fieles le cantan “cumpleaños feliz” a la Virgen, en un gesto que combina tradición, religiosidad popular y cultura.

Desde hace cuatro años, una delegación de la UC participa en esta experiencia, fruto del trabajo de la Pastoral UC en colaboración con la Vicerrectoría de Investigación, Facultad de Artes, College, Facultad de Teología y la Facultad de Diseño, Arquitectura y Estudios Urbanos. Allí, los estudiantes realizan una residencia artística, entendida como una pasantía de investigación en terreno. Su propósito es que los participantes vivan la fiesta, la observen en profundidad y luego creen una obra inspirada en lo experimentado.

Este 2025, la delegación está compuesta por nueve estudiantes, cinco profesores y tres integrantes de la Pastoral UC, quienes esperan nutrirse de un encuentro que integra lo artístico, lo espiritual y lo comunitario. Aquí se pueden conocer las reflexiones de algunos de los integrantes de la delegación.

Una tradición que inspira

La residencia busca vincular el mundo universitario con el territorio. Así lo explica Luis Prato, académico de la Facultad de Arte, quien estuvo en el origen del proyecto: “Tal vez el motor fundamental que tiene la experiencia tiene que ver con entender que la formación de nuestros estudiantes, de nuestros artistas y de quienes participen, requiere una relación con el territorio, con nuestro país, que es tan rico en experiencia, en patrimonio cultural, en patrimonio natural. Muchas veces sentimos que nuestra formación se limita a los campus, pero afuera hay una riqueza invaluable. Y además, esta experiencia nos permite comprender que lo espiritual y lo creativo son mucho más interdependientes de lo que pensamos, especialmente cuando se vive en comunidad”.

En esa línea, la decana de College UC, Romy Hecht, subraya la relevancia de la instancia como una vivencia transformadora: “Me parecía súper importante sumarme a esta preciosa iniciativa postcurricular, donde vamos a participar de la festividad y toda la celebración asociada a la Virgen. Vamos con un contingente importante de estudiantes de distintas unidades académicas y esperamos tener una experiencia increíble de meditación, de comunidad, y de poder traspasar inquietudes personales y comunes al espacio del precioso paisaje del desierto, y también luego al campus y la universidad”.

Expectativas y motivaciones

Cada estudiante llega a Ayquina con motivaciones propias, pero con el deseo común de dejarse sorprender. David Córdova, estudiante de Interpretación Musical, comparte: “He incursionado en ramos de estética sobre culturas nacionales y ritos tradicionales. Me gusta la religiosidad y tengo una búsqueda personal en eso. La residencia mezcla todas esas búsquedas y por eso me motivé. Respecto a mis expectativas, intento mantenerlas bajas, porque quiero abrirme a la experiencia sin imaginar demasiado cómo será, ya que creo que lo que podemos vivir puede ser inabarcable”.

Para Carlos Cavieres, estudiante de Música y Estética, la instancia representa una oportunidad única de observar cómo se entrelazan lo religioso y lo artístico: “El interés tiene que ver con experimentar una manifestación artística o religiosa en su contexto verdadero, donde también se dan fenómenos antropológicos que me interesan. No quiero imaginar exactamente qué pasará, pero creo que será una experiencia nutritiva. Después, lo importante será transmitir lo que uno sintió, quizás a través de poesía o fotografía, más que replicar lo que allí ocurra”.

En tanto, Nayra Álvarez, estudiante de Teatro, destaca cómo su historia familiar dialoga con la experiencia: “Mis papás bailan danza andina y yo también lo hice desde muy chica. Cuando supe de esta residencia, me llamó mucho la atención que se unieran esas raíces con la investigación. Tengo muchas expectativas, porque quiero vivir la energía de una fiesta así en el norte de Chile, algo que nunca he experimentado. Aunque no soy una persona creyente, quiero ponerme en el lugar de quienes sí lo son, con respeto, y vivir esa espiritualidad mezclada con la Pachamama y con la religión. Eso me motiva mucho”.

Una experiencia de comunidad

La residencia artística en Ayquina no se limita al aprendizaje individual. Se trata de vivir en comunidad, compartir con otros y crear colaborativamente. 

En palabras de Luis Prato, la experiencia confirma que el arte y la espiritualidad se entrelazan de manera profunda:

“Lo hacemos en grupo, lo hacemos comunitario, y eso tiene un sentido colaborativo y de compartir, de hacer comunidad, que a veces también nos hace falta. La residencia en Ayquina nos ayuda a intencionar esa unión entre lo espiritual y lo creativo, para que nuestros estudiantes vivan su formación desde una dimensión mucho más integral”.

De esta manera, la delegación UC se prepara para ser parte de la Fiesta de la Virgen de Guadalupe de Ayquina, un espacio donde la fe, la tradición y la creación artística se encuentran, recordándonos que la formación universitaria también se nutre de la riqueza del territorio y de las experiencias que trascienden el aula.

La Pastoral UC lidera esta iniciativa en conjunto con la Facultad de Artes. Además, es patrocinada por las direcciones de Investigación, y de Artes y Cultura de la Vicerrectoría de Investigación.

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