En una misa presidida por el cardenal Fernando Chomali, la comunidad educativa del Colegio Santa Elena de Santiago conmemoró más de un siglo de vida al servicio de la formación académica y humana, con el llamado a ser testimonio de fe y amabilidad.
Con un coro integrado por alumnas de todos los niveles, el Colegio Santa Elena de la comuna de Santiago celebró este martes 12 de agosto los 112 años de historia. La eucaristía, presidida por el cardenal Fernando Chomali, reunió a estudiantes, familias, docentes y autoridades en un ambiente de gratitud y compromiso con la misión educativa católica.
Durante la homilía, monseñor Chomali destacó que el colegio no es solo un lugar para adquirir conocimientos, sino que un espacio para aprender a ser buenas personas, convivir con otros y crecer según el querer de Dios. “Estamos llamados a ser sal de la tierra y luz del mundo (…) con nuestro ejemplo, la gente debe poder decir: ‘Yo quiero ser como ella, porque es amable y generosa’”, expresó, animando a las alumnas a descubrir sus talentos y ponerlos al servicio de los demás.
Para la directora del colegio, Cintia Achú, recibir al cardenal en esta fecha fue “un regalo especial para toda la comunidad”. Añadió que el aniversario es también una oportunidad para proyectar el futuro: “Tenemos muchos desafíos hermosos. La educación es clave para construir una sociedad mejor, y eso empieza con la formación integral de nuestras niñas y jóvenes”.
El encuentro concluyó con un ambiente de gratitud y esperanza, reafirmando la misión de la institución: educar mujeres comprometidas con su fe y con el bien común, preparadas para enfrentar los retos del mundo actual.
Una historia que comenzó en el corazón de Santiago
Fundado en 1912 por las Hermanas Franciscanas de la Inmaculada Concepción, el Colegio Santa Elena nació con el propósito de acoger y educar a niñas de la comuna de Santiago, inspirando su formación en el carisma franciscano y en la espiritualidad de Santa Elena, madre del emperador Constantino. A lo largo de su historia, la institución ha acompañado generaciones de mujeres que, desde su vida profesional y familiar, han aportado al desarrollo de la sociedad con compromiso social, respeto y fe.
En sus primeros años, funcionó en una casa de calle Moneda, adaptada para albergar las aulas y un internado. Con el tiempo, el colegio fue creciendo en matrícula y en infraestructura, incorporando nuevos niveles de enseñanza y ampliando sus espacios para acoger actividades académicas, pastorales, deportivas y culturales. A lo largo de sus 112 años, el colegio ha formado generaciones de mujeres que han llevado el sello franciscano a distintos ámbitos de la vida social, profesional y familiar, manteniendo vivo su lema de educar “con amor, respeto y responsabilidad”.
