El obispo auxiliar de Santiago participó en una entrevista en Radio María, donde compartió su mirada sobre los signos de esperanza que percibe en la arquidiócesis. A la vez, señaló que las Orientaciones Pastorales 2025-2029 serán una ayuda para consolidar este camino de misión y sinodalidad.
Monseñor Álvaro Chordi, Obispo auxiliar de Santiago, afirmó que la Iglesia de Santiago atraviesa un momento de renovación de la fe, con comunidades que se reactivan y un compromiso renovado de sacerdotes, laicos y nuevos ministerios. Lo hizo esta semana, en una entrevista para Radio María, donde también destacó cuáles son los desafíos que enfrenta la misión: llegar a quienes se alejaron de la Iglesia, acompañar a jóvenes y migrantes, fortalecer la evangelización en barrios vulnerables y responder a problemáticas sociales como la droga y la violencia.
“Estamos viendo comunidades que reflotan, parroquias que se reaniman y un fuego en el corazón que vuelve a encenderse”, afirmó el también Vicario Pastoral, subrayando que esta esperanza se alimenta tanto del compromiso cotidiano de sacerdotes, laicos y nuevos ministerios, como del camino común que proponen las Orientaciones Pastorales 2025-2029.
El obispo detalló que estas orientaciones son fruto de dos años de consulta comunitaria, pensadas para guiar a parroquias, colegios, movimientos y comunidades en un discernimiento sobre cómo responder al Espíritu en su propia realidad. Están estructuradas en cuatro ejes: vocación, primer anuncio, sinodalidad y pastoral urbana, cada uno con líneas de acción concretas que orientarán el trabajo pastoral en los próximos años.
Además, señaló la importancia de ampliar la misión hacia quienes se han alejado o participan de manera limitada en la vida comunitaria, incluyendo jóvenes, migrantes y personas en situación de vulnerabilidad: “no podemos limitarnos a los espacios tradicionales; la Iglesia tiene que salir a los barrios, al mundo digital, a los colegios y a quienes más lo necesitan”.
Monseñor Álvaro Chordi también recordó que, aunque la pandemia redujo la participación en muchas comunidades a la mitad, hoy se percibe un resurgir de la fe: “En parroquias que antes tenían 30 o 60 personas, hoy vemos comunidades vivas gracias al trabajo de sacerdotes, agentes pastorales, diáconos y ministerios laicales. Hay que dar gracias a Dios porque nuestra Iglesia se está poniendo de pie”.
Finalmente, el obispo destacó la urgencia de abordar problemáticas sociales como la droga y la violencia, a través de la iniciativa “Nadie menos por la droga”, que busca acompañar a víctimas y familias afectadas por el consumo y el narcotráfico. “Estamos en un momento privilegiado”, concluyó, “con comunidades que se revitalizan, un arzobispo que nos impulsa a salir y un fuego en el corazón que queremos compartir con Santiago entero”.