El encuentro tuvo lugar el sábado 23 de agosto a partir de las 14:30 horas en el Santuario Padre Hurtado, en Estación Central, donde se vivió un ambiente de alegría y comunión marcado por música, expresiones artísticas, dinámicas comunitarias y testimonios de vida que reflejan la misericordia de Dios.
La Vicaría de Pastoral Social Caritas y la Vicaría de la Misericordia, fueron los encargados de organizar y recibir a los fieles que llegaron hasta el Santuario Padre Hurtado para participar de la “Fiesta de los Preferidos del Señor”, un encuentro de oración marcado por una ambiente alegre y familiar.













Recordemos que esta actividad se enmarca en el Jubileo de la Esperanza, que comenzó en diciembre de 2024 con la inauguración del entonces Papa Francisco. Durante todos estos meses, se han estado desarrollando Jubileos de los diversos ámbitos y pastorales que abarca la Iglesia chilena. Esta semana, el Jubileo de la Misericordia realizó una serie de actividades que finalizaron con esta gran fiesta que invitó a reflexionar sobre la entrega hacia los más necesitados.
Esta celebración reunió a cientos personas de toda la Arquidiócesis de Santiago, convocando tanto a quienes se desempeñan laboral o voluntariamente en instituciones y servicios que acompañan a hermanos y hermanas en situación de vulnerabilidad, como también a quienes son beneficiarios de programas y proyectos de mejoramiento de la calidad de vida.
Testimonios de Misericordia
En un momento muy especial de la Fiesta de los Preferidos del Señor, el matrimonio fundacional del proyecto Misericordia, Romain y Reina de Chateauvieux, compartió su experiencia de vida y vocación misionera. Relataron cómo, movidos por la convicción de que “la felicidad que buscas, al servicio de los pobres la encontrarás”, frase que inspiró el nacimiento de su iniciativa en 2007, respondieron al llamado de ser presencia de la Iglesia entre los más vulnerables. Con testimonios llenos de sencillez y entrega, motivaron a los asistentes a servir a Cristo a través de los rostros de los pobres, alentando el compromiso vivo y cotidiano con la misericordia. “Para nosotros ha sido una alegría poder participar del jubileo de la misericordia, y en este lugar tan especial. Ha sido un gozo poder compartir la belleza de lo que es vivir al servicio de los más pobres”, señalaron.
El Padre Pablo García-Huidobro, Vicario de la Misericordia, reflexionó sobre la importancia de “colocar el corazón junto al que sufre (misericordia). Tal como el Señor lo coloca junto al mío y al tuyo. Que todos podamos ser buenos samaritanos”. Por su parte, el Vicario de la Pastoral Social, Alejandro Vial, señaló que “una inmensa cantidad de gente llegó a celebrar a Jesucristo, a celebrar la misericordia de Dios y eso nos tiene que llenar de gozo y esperanza”.
La programación también contempló un trabajo grupal que favoreció el diálogo comunitario en torno al llamado a vivir la misericordia en lo cotidiano. Y en paralelo, se desarrollaron espacios de encuentro y oración para todas las edades: actividades para niños y niñas, confesiones, la visita a la tumba de San Alberto Hurtado, stands sobre las Obras de Misericordia y una exposición dedicada al beato Carlo Acutis.
“Dios me amó y se entregó por mí”
El momento central de la jornada fue la Eucaristía presidida por el Cardenal Fernando Chomali, quien en su homilía invitó a la comunidad a renovar el compromiso con los más necesitados, siguiendo el testimonio de San Alberto Hurtado y recordando que la esperanza cristiana se vive en servicio y fraternidad.
“Hemos de sentir la presencia del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús. Esa es la primera convicción. La gran mayoría de los que estamos aquí no nos conocemos físicamente, pero tenemos un vínculo muy profundo, el vínculo de la fe en Jesucristo, nuestro Señor, que es el enviado del Padre, que es Dios, para que nos vuelva a repetir una vez que somos sus hijos muy amados y que Él ha dado la vida por cada uno de nosotros”, señaló.
También invitó a los presentes a no olvidar que el amor de Dios es incondicional: “Cuando lleguen a sus casas, escriban en tres papeles: “Dios me amó y se entregó por mí. Ese es el corazón de nuestra fe”.
La “Fiesta de los Preferidos del Señor” se consolidó así como un hito del Jubileo de la Esperanza, una instancia de encuentro y celebración que puso en el centro a quienes más necesitan el abrazo de la misericordia y reafirmó el compromiso de la Iglesia de Santiago con una vida pastoral cercana, inclusiva y fraterna.