Con la participación del Cardenal Fernando Chomali, obispos y presbíteros de todas las zonas pastorales, la actividad invitó a fortalecer la unidad, profundizar en la caridad pastoral y releer la misión sacerdotal frente a los desafíos actuales del país y de la Iglesia.

Este 27 de noviembre, la Iglesia de Santiago celebró el encuentro anual de Adviento con la participación del cardenal, los obispos auxiliares y más de un centenar de sacerdotes diocesanos, religiosos y extranjeros que sirven a la diócesis. La jornada, realizada en un ambiente de oración y fraternidad, buscó preparar el corazón para el inicio del tiempo litúrgico y renovar la identidad sacerdotal. La jornada se llevó a cabo en el Santuario de Schoenstatt – Bellavista, en La Florida. 

En sus palabras iniciales el Cardenal Fernando Chomali destacó la necesidad de vivir este tiempo con humildad y realismo: “La mies es mucha y los obreros somos pocos… no somos superhombres; somos vasijas de barro”, señaló, invitando a los sacerdotes a ofrecer al Señor “los pocos panes y peces” que cada uno tiene para que Él los multiplique.

El arzobispo enfatizó que la unidad del presbiterio es un don del Espíritu que debe cultivarse en torno a la misión y a la caridad pastoral: “Mientras más nos volquemos a la misión, más profundamente viviremos la unidad de la Iglesia”, afirmó. También llamó a ejercer prudencia y sabiduría ante el clima de polarización social y a mantener una Iglesia orante, especialmente frente a la preocupación de comunidades migrantes.

Otro de los temas abordados fue la urgencia de acompañar a los jóvenes, considerando la baja participación juvenil en actividades eclesiales: “Los jóvenes están cada vez más lejos, y tenemos el desafío de llegar a ellos con nuevos lenguajes y herramientas”, expresó el arzobispo.

Durante el encuentro, se realizó un reconocimiento a sacerdotes que celebran hitos ministeriales, destacando los 25 años de sacerdocio del padre Javier Castaño y 61, del padre Renato Giavio. 

Jonathan Salgado, Secretario Pastoral de la Vicaría para el Clero, señaló que el objetivo de este encuentro de Adviento es “preparar el corazón para vivir este tiempo hermoso de espera para Navidad, donde buscamos reavivar la vocación sacerdotal, para que ellos también, cada día desde su ministerio, promuevan la vocación entre los jóvenes y en las comunidades”

El Vicario del Clero y Obispo auxiliar de Santiago, monseñor Luis Migone, indicó que este encuentro lo realizan hace más de 30 años, y que esta mañana surgieron algunos temas especialmente relevantes sobre la vocación. “Surgió la pregunta de cómo podemos ayudar a los demás, a los fieles, jóvenes y no tan jóvenes, a contagiarse de la idea de que la vida del Evangelio es maravillosa. Cómo transmitir la alegría, el gozo de vivir en el Señor. Se abrieron varios desafíos muy interesantes, como trabajar más de modo colegiado como una comunidad que se ama y que busca lo esencial que es la vida en el Evangelio”.  

El Párroco de Santa Inés de Huechuraba, padre Fernando Ferrada, señaló que “reunirse con el Cardenal, con los Obispos, con la Iglesia, el presbiterio, los sacerdotes, es una riqueza muy grande. Somos una familia sacerdotal que vamos impulsando a la Iglesia de Santiago, para ir mostrando las luces y preparándonos también para el nacimiento de Jesús en este encuentro de Adviento. Es de una riqueza inmensa, gracias a Dios”. 

Un encuentro marcado por la fraternidad y la oración 

La jornada avanzó con distintos momentos pensados para fortalecer la vida comunitaria del presbiterio. Tras la bienvenida inicial, los sacerdotes compartieron un desayuno fraterno y luego se unieron en la oración de tercias, que dio paso a una reflexión sobre la renovación de la vocación ministerial. Más tarde, los participantes dialogaron en grupos a partir de un video que recogía testimonios sobre la alegría del sacerdocio, momento que permitió compartir experiencias y desafíos desde la realidad pastoral.

Luego de un breve café, el encuentro continuó con la Hora Santa en el templo del Santuario, un espacio de adoración y silencio que invitó a profundizar en la esperanza propia del Adviento. Finalmente, la jornada concluyó con un almuerzo comunitario, signo de la fraternidad que sostiene y anima la misión de los sacerdotes en Santiago.

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