La jornada organizada por la Vicaría para la Vida Consagrada promovió fortalecer la comunión, la oración y el diálogo fraterno entre las hermanas.
Las religiosas de vida contemplativa de la Iglesia de Santiago se reunieron este jueves 30 de octubre en el salón Papa Francisco del Arzobispado, para celebrar su encuentro anual organizado por la Vicaría para la Vida Consagrada. La jornada fue vivida como un espacio de comunión y sinodalidad, que permitió a las religiosas compartir su fe, sus experiencias y fortalecer su vocación al servicio de toda la Iglesia.
El encuentro comenzó con la Eucaristía presidida por el Vicario para la Vida Consagrada, padre Rodrigo Delazar, quien en su homilía recordó que las comunidades contemplativas son “el pulmón orante de la Iglesia”, una presencia silenciosa, pero esencial que sostiene espiritualmente al pueblo de Dios. “Nada puede separarnos del amor de Cristo. Ustedes son testimonio de esa unión profunda con Él y fuente de fuerza para toda la Iglesia, especialmente en estos tiempos donde la oración y la unidad son tan necesarias”.
Tras la misa, las participantes compartieron un desayuno fraterno y escucharon las palabras del obispo auxiliar de Santiago, monseñor Luis Migone, quien valoró la vida contemplativa como una vocación profundamente necesaria para la Iglesia. “El hombre moderno necesita ser contemplativo; ustedes son testimonio de esa posibilidad”, dijo, alentando a las religiosas a seguir ofreciendo su testimonio de fe desde el silencio y la oración constante.
La instancia continuó con la exposición de la académica de la Pontificia Universidad Católica de Chile, profesora Yery Contreras, quien presentó la charla titulada “Mujeres que tejen comunión”. En su intervención, la docente invitó a las hermanas a reflexionar sobre la sinodalidad y la vida comunitaria desde su identidad femenina y eclesial. “La vida contemplativa no está ajena a la realidad del mundo ni de la Iglesia; al contrario, las hermanas viven profundamente conectadas con los signos de los tiempos, acompañando desde la oración los desafíos del presente”, destacó.
Entre las participantes estuvo la hermana María Asunción, del monasterio de la Visitación de Santa María, quien compartió parte de su testimonio vocacional. “Me dedico a rezar, por mi gente, por el mundo del arte, por la familia y los amigos. También pinto, y a través de eso expreso lo que rezo”, comentó con sencillez. Otras religiosas, como la hermana Diana Moranchel, de las Adoratrices Perpetuas del Santísimo Sacramento, valoraron el encuentro como una oportunidad para “volver a sentirnos hermanas, reconocernos en nuestra diversidad de carismas y renovar juntas nuestra entrega al Señor”.
Actualmente, la Diócesis de Santiago cuenta con diez monasterios de vida contemplativa, entre carmelitas, clarisas, adoratrices, franciscanas y visitandinas, entre otros. Todas ellas, desde el silencio de sus claustros, sostienen la vida de la Iglesia con su oración constante.
El encuentro concluyó con un trabajo grupal, durante el cual las religiosas reflexionaron sobre su vocación y compartieron un momento de fotografía grupal, símbolo de unidad y fraternidad. Finalmente, el vicario para la Vida Consagrada, padre Rodrigo Delazar, impartió la bendición y agradeció la participación de todas las hermanas.
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