En una celebración profundamente emotiva y llena de fe, ocho mujeres privadas de libertad recibieron el Sacramento de la Confirmación este domingo 7 de diciembre, al mediodía, en la Capilla Buen Pastor, al interior del Centro Penitenciario Femenino de Santiago. Cuatro de ellas, además, recibieron por primera vez a Jesús en la Eucaristía, coronando un proceso espiritual vivido con esperanza, esfuerzo y perseverancia.
Santiago, 7 de diciembre de 2025. Las confirmadas se prepararon durante todo el año en un proceso constante de catequesis, iniciado en Semana Santa, acompañadas por catequistas internas, compañeras de ellas, en un camino profundamente personal y comunitario. Proceso que este domingo vivió un momento especial y profundamente espiritual en la capilla Buen Pastor del recinto penitenciario femenino de Santiago.

La organización y preparación de esta celebración estuvo a cargo de la Fundación Mujer Levántate, institución que acompaña pastoralmente a mujeres privadas de libertad. A la ceremonia asistió también su directora, la hermana Nelly León, cuyo compromiso ha sido clave en el acompañamiento espiritual de las internas.
La Santa Misa fue presidida por el Obispo Auxiliar de Santiago, monseñor Alberto Lorenzelli, y concelebrada junto a monseñor Enrique Balzán, Presidente de la Comisión Nacional de Pastoral Carcelaria. Junto a ellos participaron sacerdotes, seminaristas y el director del Departamento de Catequesis de la Arquidiócesis de Santiago, el padre Rodrigo Cordero.
Las confirmandas estuvieron acompañadas por sus familiares, amigos e integrantes de la pastoral carcelaria del recinto, dando un carácter profundamente comunitario a la celebración. La liturgia estuvo marcada por una participación activa, cantos llenos de fuerza y una emotividad que atravesó toda la Eucaristía.

“Dios hace brotar vida donde ya nadie la espera”
Durante su homilía, monseñor Lorenzelli centró su mensaje en la esperanza, la conversión y la renovación interior, tomando como imagen principal el “renuevo que brota del tronco seco”, del profeta Isaías.
“Muchas de ustedes pueden sentirse como un tronco al que la vida ha golpeado, cansado, herido… Pero Isaías dice que Dios hace brotar vida donde ya nadie la espera. Dios no ve el pasado como una condena, sino como tierra donde Él puede hacer nacer algo nuevo”, expresó el obispo en su reflexión.
Dirigiéndose especialmente a las confirmandas, subrayó el don del Espíritu Santo como fuerza transformadora: “El Espíritu Santo enciende en ustedes la luz de la fe, el fuego del amor. No la escondan. No tengan miedo. El mundo las necesita. No están solas: tienen a Jesús, al Espíritu Santo y a una comunidad que las acompaña”, señaló.
También hizo un llamado directo a la conversión del corazón:
“Convertirse es cambiar de dirección, dejar de caminar hacia aquello que nos destruye y volvernos hacia Dios. Es romper el aislamiento, dejar la soledad que nos encierra y abrirnos a la posibilidad de ser amadas y perdonadas”, afirmó.

Un camino de fe vivido en comunidad
La celebración dejó en evidencia el valor del acompañamiento espiritual al interior del recinto penal, así como la fuerza de la fe vivida en comunidad. Las ocho mujeres culminaron un proceso sostenido de formación, oración y reflexión, que hoy se traduce en un paso decisivo en su camino cristiano.
La jornada concluyó en un ambiente de recogimiento, alegría y profundo agradecimiento, donde la emoción se expresó tanto en los gestos como en los cantos y el testimonio de fe compartido entre internas, familias, agentes pastorales y autoridades eclesiales.

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