El martes 9 de diciembre de 2025, el cardenal Fernando Chomali se reunió con cuatro hermanas de la Fraternidad de las Hermanitas del Cordero, entre ellas la hermanita Marie, fundadora de esta comunidad religiosa, quien visitó Santiago después de siete años para acompañar a la fraternidad en un tiempo de renovación y compartir con el arzobispo la misión que desarrollan en la capital.

La visita de la fundadora fue un acontecimiento particularmente significativo para la comunidad local, que este año celebra más de tres décadas de vida. “Estamos viviendo un tiempo muy hermoso para ser renovadas también en nuestro propósito de vida aquí en la Iglesia de Santiago”, expresó la hermana Carmela, una de las religiosas presentes en el encuentro.

Las hermanitas viven en una pequeña comunidad ubicada en calle Teatinos, a pasos de la Catedral Metropolitana, donde mantienen su iglesia abierta para quienes buscan un espacio de silencio y oración. Su estilo de vida combina la contemplación, la fraternidad y una misión itinerante que las lleva a recorrer las calles de la ciudad. “Tenemos una vida muy sencilla donde la vida fraterna es un pilar muy importante, y después la misión por las calles de Santiago, ahí donde el Espíritu Santo nos envíe”, señaló la hermana Carmela.

Durante la conversación con el arzobispo, las religiosas compartieron su experiencia de vida mendicante y su deseo de seguir siendo signo de cercanía y esperanza para quienes más lo necesitan. “Fue una alegría para nosotras este vínculo de amistad con la Iglesia, que es nuestra madre. Ha sido un regalo muy grande”, añadieron al finalizar el diálogo.

Quiénes son las Hermanitas del Cordero

La fraternidad forma parte de la Comunidad del Cordero, un carisma nacido en Francia en los años 80 y reconocido dentro de la tradición dominica como un nuevo retoño de la Orden de Predicadores, con presencia en diversos países y fundada por la hermanita Marie. 

La Comunidad del Cordero fue fundada en Francia por la hermanita Marie, cuya intuición espiritual fue acogida oficialmente por la Iglesia en 1981 por Mons. Michel Kuehn, entonces obispo de Chartres. En 1983, el arzobispo-obispo de Perpiñán, Mons. Jean Chabbert, acogió la comunidad en su diócesis, y ese mismo año el Maestro de la Orden de Predicadores, padre Vincent de Couesnongle, la reconoció como “un nuevo retoño nacido del tronco de la Orden de Predicadores”. Este reconocimiento confirmó su identidad dentro de la tradición dominica, marcada por la predicación, la pobreza y la centralidad de Cristo. 

Actualmente, la comunidad está compuesta por alrededor de 160 hermanitas y 30 hermanitos de distintos países, que comparten un mismo propósito de vida y se reúnen para la oración litúrgica, aunque mantienen fraternidades separadas para la vida cotidiana.

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