Líderes de la Iglesia, la educación y la empresa destacaron cómo la exhortación del Papa León XIV nos invita a mirar las causas de la pobreza, trabajar por la dignidad y reconocer a Cristo presente en quienes más sufren.
Fuente: Vicaria de Pastoral Social Caritas
Este 9 de diciembre se realizó el conversatorio “Dilexi te” (Te he amado), primera exhortación apostólica del Papa León XIV, presentada por el Santo Padre en octubre pasado y que en poco tiempo se ha propagado por Chile y América Latina debido a que centra su reflexión en la pobreza y las desigualdades a la luz de la Doctrina Social de la Iglesia (DSI).
Jorge Menéndez, rector de ENAC, y Álvaro Chordi, obispo auxiliar de Santiago, inauguraron el conversatorio recalcando la importancia del documento para la comunidad cristiana, las y los estudiantes del Centro de Formación Técnica y las mujeres pobres, que en la continente abarcan casi el 50 por ciento de las mayores de 15 años, según CEPAL (2024).
Monseñor Chordi indicó que los “pobres son el sacramento de Cristo” y la vía más directa para llegar al corazón de Dios; además, recalcó, que la Iglesia Católica no es una ONG ni una beneficencia sino “revelación”, citando “Dilexi te”, dijo: “El contacto con quien no tiene poder ni grandeza es un modo fundamental de encuentro con el Señor de la historia. En los pobres Él (Dios) sigue teniendo algo que decirnos”.
Más adelante, nuestro obispo auxiliar recordó a los dos santos chilenos, Santa Teresa de Los Andes y el Padre Alberto Hurtado, quienes durante su vida fueron un ejemplo por los más pobres, y quienes, a su vez, “se dejaron impactar por los más necesitados”.
Luego, Ángelo Mendoza, Coordinador de Pastoral ENAC, introdujo la conversación sobre “Dilexi te” mencionando que la exhortación habla abiertamente de las causas estructurales de la pobreza: “la solidaridad también es luchar contra las causas estructurales de la pobreza, la desigualdad, la falta de trabajo, la tierra y la vivienda, la negación de los derechos sociales y laborales. Es enfrentar los destructores efectos del imperio del dinero”.
Insistió que la labor de las y los cristianos debe ser incidir en nuestra sociedad para que la pobreza, las causas de la migración y de las personas en situación de calle, entre otras problemáticas, logren ser una prioridad en la sociedad actual: “Hay que invitar a los demás a ver a los más necesitados, no quedarnos hacia adentro (…) Debemos seguir trabajando por la dignidad”.
Felipe Muñoz Vallejos, alcalde de Estación Central, una comuna con una tasa de pobreza por ingresos del 5 por ciento, una pobreza multidimensional del 22,8 por ciento (CASEN 2022) y una alta tasa de migrantes, indica que todavía en su comuna se necesitan más centros de salud y áreas verdes para darle otras opciones a los vecinos que viven hacinados en menos de 20 metros cuadrados, lo que lleva a estas personas a hacer su vida “normal” en la calle, generando molestias a los más antiguos que ven cómo en menos de diez años se han instalado cocinerías, comercio ambulante y centros de reuniones en plena vía pública.
Sobre la exhortación menciona que esta “pone tela de juicio al sistema actual” que promueve el éxito rápido, sin ética y sin hacer un juicio personal de cómo se han adquirido esas cosas.
“La ilusión de una felicidad que deriva de una vida acomodada mueve a muchas personas a tener una visión de la existencia basada en la acumulación de la riqueza y del éxito social a toda costa, que se ha de conseguir también en detrimento de los demás y beneficiándose de ideales sociales y sistemas políticos y económicos injustos, que favorecen a los más fuertes”, dice explícitamente la exhortación en el capítulo “El grito de los pobres”.
La Jefa de carrera Técnico en Prevención y Rehabilitación de Adicciones ENAC, Ximena Rodríguez, presente en el panel del conversatorio, dijo que la clave está en la educación y en entregar herramientas y oportunidades a los más necesitados.
“Dilexi te” al respecto indica que “para la Iglesia, enseñar a los pobres era un acto de justicia y de fe”.
Finalmente, Francisco Jiménez, director de la Unión Social de Empresarios Cristianos (USEC), explicó que en la sociedad actual hay varias formas de crear empresas. La que él valora profundamente es la que se centra en las personas, ya que “la empresa es una comunidad de personas”. Por lo tanto, los abusos, las colusiones están fuera de su ética, debido a que es imposible “hacer empresa sin Dios”.
Por Mauricio Bascuñán A.
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