En una celebración que congregó a obispos, sacerdotes y familias, se vivió por primera vez la institución de estos ministerios, como signo del compromiso de los laicos con el servicio y la misión de la Iglesia.
Con un fuerte llamado a anunciar el Evangelio con un corazón encendido y una fe que se traduzca en servicio, la Iglesia de Santiago celebró este sábado 13 de diciembre, por primera vez en su historia, el rito de institución de los ministerios laicales de lectorado y acolitado, en una Eucaristía presidida por el cardenal Fernando Chomali en la Iglesia Catedral Metropolitana.
La Eucaristía, celebrada a las 10:00 horas, congregó a obispos, sacerdotes, comunidades parroquiales y familiares de los nuevos ministros. En la ocasión, 20 laicos fueron instituidos en el ministerio del lectorado y 25 en el del acolitado, asumiendo un servicio estable por tres años, renovables por otros tres.
La celebración contó con la presencia de los obispos auxiliares monseñor Alberto Lorenzelli, monseñor Álvaro Chordi y monseñor Luis Migone, junto a vicarios episcopales y sacerdotes que acompañaron y presentaron a los candidatos. El rito fue acompañado musicalmente por Danilo Rodríguez y el coro de la Catedral y tuvo como maestro de ceremonias al padre Elías Hidalgo.
Tradicionalmente, los ministerios de lectorado y acolitado formaban parte del itinerario de los seminaristas en su preparación hacia el sacerdocio. La institución de estos ministerios en laicos y laicas marca un cambio pastoral significativo, al reconocer de manera estable un servicio que ya se ejercía en muchas comunidades y que hoy es asumido explícitamente como misión eclesial.
En su homilía, el cardenal Fernando Chomali destacó el sentido profundo de esta celebración, afirmando que la vida de la Iglesia no se sostiene en cargos ni estructuras, sino en una fe vivida y anunciada. “La vida de la Iglesia es una antorcha que arde en el corazón, en la mente, en las manos y en los pies para servir al prójimo”, señaló.
El arzobispo invitó a los nuevos ministros a vivir su servicio desde la coherencia y la conversión personal, recordando que el anuncio del Evangelio solo es creíble cuando nace de una experiencia viva con Dios. Asimismo, explicó que la institución recibida no es una promoción, sino una responsabilidad al servicio del Pueblo de Dios.
Antes de dar la bendición final, el arzobispo agradeció especialmente a las familias de los recién instituidos, a la Vicaría para la Pastoral por el proceso formativo y a los párrocos que acompañaron y presentaron a los candidatos.
Una Iglesia más ministerial y sinodal
Al término de la celebración, el vicario para la Pastoral, mons. Álvaro Chordi, destacó el alcance eclesial de este paso: “Seguimos caminando hacia una Iglesia cada día más ministerial y más sinodal. Los laicos y las laicas también se instituyen para el ejercicio del ministerio al servicio de la Iglesia y del mundo”.
Añadió que este camino invita a las comunidades a seguir discerniendo sus necesidades pastorales y a abrirse a nuevos servicios que fortalezcan la misión evangelizadora en la ciudad.
Los nuevos ministros participaron durante todo el año en un proceso formativo exigente, coordinado por la Vicaría para la Pastoral y el Área de Liturgia y Espiritualidad, que incluyó formación teológica, litúrgica y espiritual, además de instancias presenciales de retiro y discernimiento comunitario.
Desde el equipo organizador, Katiuska Cáceres destacó el sentido de este camino:
“Es la primera vez que celebramos la institución de estos ministerios desde el laicado en la Catedral y en toda la diócesis. Ha sido un año sumamente intenso, de mucha preparación, tanto en profundidad como en vida espiritual”.
Agregó que este proceso continuará en los próximos años, incorporando tiempos de discernimiento comunitario junto a párrocos y consejos pastorales, con el fin de fortalecer la misión evangelizadora en las distintas comunidades.
Los nuevos ministros compartieron sus experiencias tras la institución, destacando la intensidad y profundidad del proceso de formación. Carlos Oviedo, de la parroquia San Francisco de la Alameda, quien recibió el ministerio del acolitado, contó que el proceso comenzó con un llamado que al principio no entendía del todo, pero que pronto se consolidó con el acompañamiento de su comunidad: “Hoy culmina con una celebración que me dejó impactado en el corazón”, afirmó.
Para Karianny Gómez de la parroquia Santísimo Sacramento, instituida en el lectorado, este ministerio es un compromiso que trasciende lo personal: “Hoy es un día de gozo porque entiendo que este ministerio me da la responsabilidad de llevar el mensaje y la palabra de Dios, un compromiso no solo con Dios, sino con mi comunidad. Ahora sé que tengo la facultad para acompañar y transmitir ese mensaje en mi servicio”.
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